En una guardia cualquiera de domingo.
Habito un refugio que para el resto no es refugio.
Y me pregunto qué hago, de qué me escondo y hasta cuando.
Debería matar el tiempo con cualquier otra cosa, relacionada con este refugio,
que para el resto no es refugio,
sino un lugar angosto, temido.
Pero en lugar de ello, he recogido mis ilusiones del suelo,
donde han caído hechas trizas
al darme cuenta esta mañana que no soy nada más, y puede que ni médico.
Así que me he perdido en esta ventana que me abre un mundo de promesas,
puede que de mentiras,
las que yo meriendo, para aguantar viva hasta mañana.
Aquí también hay poesía, lo que puede que suceda es que yo me crea por encima,
o ni si quiera,
por debajo.
He navegado por esta ventana al mundo, he leído cientos de blogs,
he oteado cientos de eventos,
he escuchado nuevos grupos, nuevos para mí.
No he podido contenerme, se me ha ido de las manos, he copiado enlaces hasta fustigarme,
con ellos he formado un látigo que usaré los próximos meses,
para expiar el asesinato de mi próxima esperanza.
En una guardia cualquiera de domingo,
mientras anochece sobre Las Cuatro Torres,
disfruto una vista privilegiada y pienso, llevándome las manos a la cabeza:
"Ilusa, ilusa, ilusa...."
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