Te quedan cinco minutos para morir;
miras por la ventana, el exterior te aterroriza.
Y el reflejo de la bombilla enorme que compraste,
te hace las veces de Luna llena.
Trataste de tragar el
aire para poder escribir de todo,
una Biblia llena de
verdades,
de esbozos del mundo
que te maravilla.
Pero la decoración ha
podido contigo.
Quieres dejar la cabeza a airear en la humedad,
pero hoy por joder hace Sol y te recrimina
que quieras quedarte en casa.
Te quedan
cinco minutos para
morir, para
suicidarte.
El diálogo eterno con
tu cabeza
no se parece en
absoluto al ser o no ser de Hamlet, mas bien
al nacimiento de la
prisión; en la que
dar la luz, es un
orgullo.
Tranquilo.
Te quedan
cinco
minutos para
morir
después se
apagarán las expectativas.
La fábrica cierra
vuelan a
sus huecos
las partículas que te componen
y todo
el tiempo que has pasado
preocupado
por el propio tiempo
se volverá
humo.
Compuesto de cenizas
como el
polvo
de todos esos poemas que quisiste escribir
para
hacer del Mundo
un líquido
que beber y llevar inundando tu vacío.
Tranquilo
cuerpo
te
quedan
cinco
minutos
para que se detenga
la fábrica
la maquinaria
ha
empezado
a
perder
el ritmo
del chirrío.
Esa luz que se ha vuelto tan agresiva
está a punto
de irse por donde vino.
Esa punzada de dolor que constituye la existencia
está a punto de
extinguirse
y tú
con ella.
La fábrica
del cuerpo humano
trabaja a destiempo
con el mundo
con la mente
trabaja en contra
de la mente
El cuerpo es algo
que acarrear
un intruso
que llega a hacerse
propietario.
Pero
Tranquilo
Ya
sólo
quedan
cinco
minutos
para
morir.
Te encontré :)
ResponderEliminaraBrazos.