Tú dices, que ir contracorriente
es estrellarse contra la pared.
Tú dices, que no es natural,
que dónde se ha visto eso.
Yo digo que el salmón
nada contracorriente.
Y tú respondes, ¿para qué?
Nada para morir.
Tú no sabes nada, nada.
Aunque fuera verdad, yo te diría,
que aunque sea adolescente pensar,
que prefiero morir a vivir ante
gente como tú arrodillada.
Pero no es verdad, el salmón
sube, sube y llega al mar.
Tú eres pez de pecera
y no entiendes nada,
nada entiendes, hay que nadar.
Los chupafondos como tú,
viven del miedo de los demás,
a mí no me da miedo nada,
llámame loca, imprudente, desatada, radical.
Pero yo soy salmón y llegaré a la sal.
Tú pez de pecera, espera que esa mano
llena de promesas te alimente,
te cambiará el agua y sonreirá
a través del cristal.
En realidad, siempre es así,
siempre lo será.
Los que llaman radical,
es que tienen miedo y envidia,
de los que llegamos al mar.
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