I.
Soy mujer, blanca,
Tengo 26 años.
Mido 1,72 o 1,71 o 1,73.
Soy la típica castaña, normopeso.
Soy española, madrileña,
hija de padres todavía casados
hermana mayor de una pelirroja.
Soy.
¿Quién coño soy?
¿Cuándo dejé de hacer lo que me daba la gana?
II.
Salí de casa de mis padres y respiré la libertad,
que coño de libertad, respiré la mugre
del exterior, la dificultad de elección.
Me quedé sin respirar y pensé:
“Quiero decrecer, decrecer y ya”
Luego te miró, y lo que tenemos
y pienso, que ser yo es una putada,
porque siempre van primero todos tus deseos
que los míos.
Y oigo a mi padre que dice “ Sálvate a ti misma,
y salva después el Mundo si te quedan ganas”
Y pienso, joder cuánta razón tiene. Cuánta razón.
En todo va a ser que tiene razón.
Y pienso: “quiero decrecer, decrecer ya,
todo es hostil, complicado, aburrido, tedioso.
Y se me acaba el tiempo entre burocracias de adulto”
Y lo creo firmemente.
Desde que juego a ser adulto me entiendo menos que nunca,
me cuesta saber por qué he elegido esto y lo otro.
III.
Desde que empecé a trabajar noto como un nudo
En la garganta, que me oprime día a día.
Hasta que reviento.
Me ahogo, y entonces, tú y tú y tú me molestáis.
Me molesta todo profundamente.
Tú respiración cerca me parece que me quita el aire,
tú petición de esto y lo otro me suena egoísta,
tú y tú y tú, me sobráis. Quiero tirarme de un risco.
Joder, saltar y mandarlo todo a paseo.
Soy, mujer, blanca, castaña, mujer, mujer…
Soy niña, eso es lo que soy.
¿Por qué me jode entonces cuándo me lo llaman los pacientes?
¿Tengo ahora complejo de mujer oprimida del siglo XXI?
¿Soy yo quien creo que soy menos y me dejo pisar?
IV.
Soy mujer, blanca, tengo 26 años,
mido entre 1,70 y 1,75, peso 58 kilos.
Nací en España, en Madrid.
Considero que tengo carácter del Norte,
que mi piel es blanca y la sangre caliente.
No puedo evitar atropellarme al hablar.
Soy recia y justa, aunque sea dura.
Pero también soy buena y por ello,
pienso que a veces soy tonta…
Que a nadie o a muy pocos les importan mis deseos.
Pero entonces, trato de abstraerme,
Pienso en El Faro, el que me tatué para no olvidar,
Para no olvidar y también como premonición.
Mrs Ramsay se asoma por mi piel y sonríe.
Como una mano que se posa en la neurona,
que se ha desmelenado y a la que le crecen colmillos,
Mrs.Ramsay acuna mi dolor y lo vuelve virtud.
Pienso en Virginia, y en cómo todavía luchamos,
cuánto nos cuesta darnos cuenta.
Soy Mujer.
Cómo tal soy tan fuerte como quiera ser.
No necesito más que lo que elija necesitar.
Si te concedo, es porque elijo concederte.
Yo lo sé. Eso me hace fuerte.
Como a Mrs. Ramsay, la diferencia, está en saber.
Autorretrato en escenas me parece muy buena idea. Versos sueltos y sinceros.
ResponderEliminarEres todo eso y además tienes un gran talento que, sin duda, te llevará muy lejos. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminar